La anécdota
Granizo fue una creación que nos llevó su tiempo y fue el inicio de muchos de los quesos que completan nuestro catálogo. Fue un verano cuando aquí en Villamalea, un pueblo en el que antes costaba enorme esfuerzo encontrar trufa, un amigo nos enseñó una trufa del tamaño de una nuez moscada que había encontrado y empezamos a dar vueltas a la idea de trufar un queso.
No sabíamos cuál sería el formato ideal y el primer queso lo elaboramos en un formato muy pequeño, apenas 30-40 gramos, parecía una moneda. Ahí decidimos hacer una corteza de geotrichum lisa, fina, y suave. El queso fue todo lo contrario, una corteza gruesa que unido al poco grosor del formato hizo un queso muy proteolizado y un sabor muy intenso. Así que en nuestro empeño en desarrollar este queso, le dimos una oportunidad más. Buscamos otro formato, buscamos otra corteza y llego el formato que tenemos en estos momentos. Una bola amasada a mano, una a una, un trabajo totalmente artesanal.
El primer año lo presentamos en el Salón Gourmet y conseguimos un reconocido premio (Accesit). Hasta entonces vendíamos apenas unas 30-40 unidades y Marta recuerdo que me decía: No tenias que haberlo presentado!! Ahora vamos a estar haciendo bolitas a mano todo el tiempo!!!.